jueves, septiembre 27, 2007

Pueblo de mujeres

Recordá, vos, cuando este pueblo, árido ahora por el paso del tiempo, se quedó sin humbres.
Los llantos, los insultos, las pelas, las locuras, los encantamientos, eran sólo de mujeres.

Resuenan las risas en coro de voces femeninas, en la sala amplia de un restorán sin clientes. Estan las mesas desordenadas, usadas para apoyar en ellas algunas esculturas desprolijas, toscas, hechas por manos que no saben.

El motivo de tanta alegría es una de ellas, una de las esculturas, que tiene forma de torso de hombre, solo un torso, sin piernas, sin brazos, sin cabeza, el torso y el sexo, y los comienzos de las extramidades.

Una de las mujeres es lo suficientemente joven como para no recordar al último hombre que aquí habitó. "Nunca ni un hombre en mi vida". "Es algo así como eso", dijo otra mostrándole el falso cuerpo desnudo, "y además tiene piernas, brazos, cabeza, Casi forma humana."

Y pasa el cuerpo hueco y liviano de mano en mano rodeado de pertinentes comentarios acerca de su fisonomía.

"No te perdés de mucho", le decían, "es un ser demasiado bruto, con brazos y piernas como ramas y como troncos, con el cuerpo cubierto de pelos, y la cara cubierta de pelos, con un sonido en la voz grave como la voz de un toro, que habla como gruñe un cerdo, que lo que tiene entre las piernas se agranda y se yergue agresivo como una cobra a punto de morder".

Y lo que ella se imaginaba después de oír esa descripción haría reír a cualquiera de nosotros.

sábado, septiembre 22, 2007

Lo miraba, lo miraba

Lo miraba, lo miraba. Lo miro.
Me duele esa palabra.
Mirar.
No parás de hacer con todo el cuerpo,
con todo el cuerpo.
Con todo el sentimiento,
y nadie se entera jamás.

Nunca me siento tan sola.

No conozco un ser más lejano

que yo misma.

- desviá los ojos. desvialos -
                   Sí
               los desvío.
           pero entonces caen algunas
                                          lágrimas