jueves, agosto 29, 2019

11 (un 7mo de soneto)

Para decir menos peor que mal
por más nada que sea: endecasílabo

Qué lástima

La verdad que lo único
que realmente me apena
con un miedo inverosímil
de quizá haber nacido
monja del siglo quince
es no poder decir
me cago en Dios

Relacioncillas

Así como existen en el capitalismo explotadores y explotados,
y también, con parecida lógica, en el patriarcado distintas identidades de género
con privilegiados y lo contrario y lo intermedio,
existe también el imperialismo de las personalidades,
donde esas extroversiones verborrágicas
le sacan el plusvalor energético a les tranquiles.

martes, agosto 27, 2019

Pobre yo

Odio la gente.
Hegemónicamente bella.
Porque somos estúpidos.
Amo mi cuerpo.
Porque eso del amor propio es.
Súper importante.

sábado, agosto 24, 2019

No se avanza pero se avanza

Alcanza con que nos digan así:
qué estupidez es tal o cierta cosa
para después volver a ella un poco
resignificada
y creyéndonos astutos
pasa que el amor a los conceptos
es más fuerte que el propio
y que a los amigos
las mascotas
los ídolos
la incertidumbre

Me quedé sin datos móviles

Más libretas y lapiceras
menos redes sociales

gastamos datos móviles esperando encontrar
que otros digan lo que nosotros queremos decir

miércoles, agosto 21, 2019

Administrar el fuego

          El arte de administrar el fuego no es cosa fácil. Hay leños que se consumen con la velocidad de un espíritu. Hay otros que hacen brasas que resisten candentes en su interior a pesar de su revestimiento de ceniza.
          La mayor importancia está en no dejar que se extinga nunca, porque empezarlo de nuevo no sólo no es cosa fácil, digamos que es cosa imposible. No tengo fósforos ni encendedor. Ya tapié las puertas y ventanas y mis cataratas perfilan con paciencia cómo las montañas de maderos, papeles y cartones van bajando sin pausa.
          El arte de administrar el fuego consiste en sostener la temperatura justa quemando lo más lentamente posible.
          Yo ya sé que se me va a ir la vida en esto, de todos modos mi hígado no tiene tanta. Corre mi temporizador de cirrosis por un lado y de fuego por éste y ya calculo aproximadamente la fecha de mi fin. Mas si por mi fuera echaría todo más rápido y gozaría calentito de mis últimos días hasta ver la última brasa apagarse para siempre y encontrarme totalmente ebrio frente a las miradas sedientas de los zombies que habrán estado esperando el frío terminal de la casa. A nada le tienen más miedo, al calor de una hoguera y a la mirada de un borracho.
          Pero. He decidido abrigarme y durar más. No necesito mucha comida estando prácticamente inmóvil con un fierro en la mano y las pupilas en las llamas. Y vino sobra más que el aire.
          El arte de administrar el fuego consiste en hacerlo durar hasta que el hada parturienta que vive en la pared de mi hoguera deje de amamantar y sus quintillizas crezcan y puedan salir volando con ella.
          Desconozco el tiempo de crecimiento de las hadas.
          Desconozco también qué relación tienen las hadas con los zombies. Ninguno responde. Sólo miran con significados distintos.
          Yo sólo hablo con ustedes, y ni siquiera, porque todo papel es importante de ser quemado y no leído cuando hace frío y encima la muerte patea las puertas.

jueves, agosto 15, 2019

Especiales

Como todos nos creemos tan especiales no nos queda otra que nadar todos juntos y hacia el mismo lado en un mar homogéneo y apelotonado de siete millones de gentes especiales.

Instagram

La cuestión está en dar la tecla a cierta fórmula que funcione y de ahí repetir el modelo con bastante equilibro en impactar sutilmente y mostrar lo que los folowers esperan ver como para que vayan surfeando en un calmísimo mar de inocente y predecible y cómoda alegría. La lógica de los likes, ese inconsciente colectivo que hace que las publicaciones tiendan a parecerse, mismas reflexiones, misma pose en la cara, mismo discurso de superación y felicidad, un tipo de humor, equilibrio entre autoayuda y sarcasmo anticapitalista, leve misticismo, mensaje esperanzador, incorrección política pero dentro de los margenes de la corrección emocional.