jueves, noviembre 28, 2019

Cosas pendientes

Dudo levemente en abandonar
mis días de desidia,
entusiasmada tacho de unas listas
de cosas pendientes todas mis cosas
de mi lista de cosas pendientes
dispuesta a dejarlas para la próxima
vida en que esté dispuesta a no hacer listas
de cosas para no dejar pendientes,
próxima vida en que no esté dispuesta
a despreciar mis días de desidia
por listas de cosas para tachar.
Lo más cercano a sentir libertad
sería no analizar la desidia,
evadir las listas, no atribuir
pendientes a las cosas que no existen,
dudar levemente en abandonar
y abandonar todo.

No me sale escribirle al amor, sonetos

1. No le pongo título para que no sea cursi

No te idealizo yo, eh, de verdad,
ni traduzco tus gestos en amores,
no quiero que me sirvas o me adores
ni me rescates de la ir/realidad
como no lo hace ya mi soledad,
tampoco quiero comparar errores
con el parámetro de mis errores
o hacer examen a tu libertad.
No priorizo antes de mi voz tu voz,
ni te pretendo summum de hermosura
o caja de consuelos, ni por los
¿defectos? te atribuyo más ternura.
Pasa que cuando duermo así, sin vos,
mi insomnio y cuerpo son una tortura.


2. Éste habría que trabajarlo más pero qué paja

Pelotudez pelotudez dos puntos
algo así de lo mutuo bla bla bla,
cuestiones de felicidad, de hablar
de si importa o no estar o no estar juntos.
Y si juntos o no es vida mísera,
y algo más del oxímoron tedioso
del hielo abrasador... no sé qué coso.
(¡Manera del latido de una víscera!)
Lo que resigna (pero no resigna
sustancia y jerarquía). Mi chanchín,
siempre hay apodos chotos y se indigna
nadie nobody o quien no importa en fin.
Es lo opuesto o lo mismo a la consigna
capciosa de lo bondadoso o ruin.

Contacto

Yo sirvo poco para no estar sola
pero pierdo noción de utilidad
cuando tu tiempo y el mío se mezclan.

miércoles, noviembre 06, 2019

Efeméride del 3/11. Oda a la vida perra

El sarcófago espacial de Laika despegó un día/
predecesor aniversario de mi nacimiento,/
y yo sospecho que su espíritu anticlaustrofóbico,/
sacudiéndose como agua el pánico de su cuerpo,/
deambula liberado en el cielo literal,/
estratosféricamente literal de los perros./
Laika murió tiritando en la frontera del mundo,/
en el límite entre la eternidad y los castigos./
Entonces en vez de forzar dibujos que no veo,/
constelaciones caprichosas de años luz de puntos,/
pienso en esta diosa peluda que gruñe y se mea/
en nosotros cada vez que truena, llueve y graniza,/
y si titilan las estrellas debe ser un juego,/
algún ritual para extirparle la docilidad/
y transformar los ángulos del firmamento/
en sonrisas salivosas de cánidos jadeantes./
Le ofrendo mi vuelta al sol como para recordarme,/
nunca olvidarme de lo absurdo de los sufrimientos,/
la innecesidad del sacrificio, y lo invaluable,/
lo infinita e indeciblemente invaluable del ocio.

lunes, noviembre 04, 2019

Océano

He ahí esos lobos de espuma
que muerden trazos de huellas,
caminatas de los muertos,
pasos antiguos y voces
inventados o borrados
y ancestros hasta moluscos
del día uno de mundo.
El mar engulle a las bestias
y a quien piensa que separa
esas mentiras que llaman:
extranjeros.
¿Alguna vez te engulló?
¿Quién no rozó en el mar los labios de la muerte,
aun en las fantasías de la muerte?
¿Quién no quedó en el hipnótico
movimiento de su espacio,
preso?
¿Te naufraga el infinito
por los huesos, por la sangre?
¿En qué barco como píxel
se va a anclar toda tu historia?
Si me dicen libertad
lo más que se me aparece
y que me da por decir
es el sonido, el olor,
ese olor,
ese sonido de furia,
ese confiar que le temen
hasta los astros, los dioses,
que le hicieron homenaje
cerebros tristes, eufóricos,
desconsuelos, esperanzas,
masacres, mitos, suspiros,
que lo alimentan cadáveres
y vivientes lo desahucian.
Dicen desde otra galaxia
que quizás el mar no existe,
yo sin nada que perder
hundo los pies en el agua.