miércoles, noviembre 07, 2012

Príncipe



Había una vez
un príncipe valiente
un valiente galán
un galante piropeador
un piropo osado
una osadía obsena
una obsenidad hiriente
una herida violenta
un violencia disimulada
un disimulo maltratador
un maltrato sutil
una sutileza caballerosa
una caballerosidad elegante
un elegante galán
un galante valiente,
ese príncipe había una vez.



martes, marzo 13, 2012

Matando a Kafka

Se había desvestido en el cuarto. Iba hacia el baño con el toallón en la ano. Llegó distraída hasta la bañera como para colgarlo en la pared y vio que adentro había una cucaracha ansiosa por intentar trepar las paredes demasiado lisas de la bañera. Se sobresaltó violentamente. El asco que sentía por estos bichos era indecible. Y además, no podía evitar ahora, por culpa de Kafka, humanizarlos. Se llevó rápidamente el toallón al pecho, como si además de asco sintiera pudor frente al bicho. Se alejó de la bañera con violencia caminando hacia atrás, después, un poco atropelladamente, llegó hasta el cuarto. Tenía la respiración entrecortada y el pulso acelerado. Unos escalofríos le recorrían el cuerpo y los músculos de la cara se le habían fruncido en un gesto grotesco de repulsión y angustia. Había que pensar en cómo matar la cucaracha. No tenía de esos insecticidas poderosos para cucarachas y a estas horas era imposible comprar lo que sea. La idea de aplastarlo con una zapatilla era impensable, de sólo imaginárselo, una especie de bola de asco se le ubicaba en la nuca y le inmovilizaba todo el cuerpo. Pensó en un palo largo, como de escoba, que agarrándolo de la punta su mano podía llegar a estar lo suficientemente lejos del bicho. Pero desistió igual que con la zapatilla. La vibración del crujido del cuerpo duro de la cucaracha atravesarían todo el palo y llegarían a su mano, y eso es algo que sus nervios no podrían soportar. Y ni hablar que con esta técnica debía mirar atentamente dónde ir con el palo porque el bicho no se quedaría quieto y entonces vería cómo el jugo espeso se le saldría del cuerpo y cómo se le quebraría el lomo y quizá alguna pata se le saldría. Mientras pensaba en todo esto se vistió rápidamente, toda. Su cuerpo desnudo era demasiado indefenso frente a aquella presencia. Fue a la cocina a seguir buscando opciones y a prepararse un té. Mientras calentaba el agua se le ocurrió que quizá lo mejor sería echarle agua hirviendo. Trató de pensar en otras alternativas pero terminó decidiéndose por esa. Cuando se terminó el té cargó la pava eléctrica al máximo y puso la temperatura al máximo. Sostuvo la mano en el aire frente a sus ojos. El pulso le temblaba muy sutilmente. Se había tranquilizado bastante. El agua hirvió y ella fue decidida al baño. Entonces se acercó de a poco a la bañera. En cada paso el rostro se le iba deformando más, aunque aún no la viera. Cuando llegó al borde de la bañera vio que la cucaracha se había volteado y estaba con las patas al aire. Cómo había llegado a esa posición, pensó. Es algo que siempre se había preguntado. Qué extraños movimientos debía hacer una cucaracha para quedar acostada sobre su lomo. Era la posición de Gregorio Samsa aquella mañana. Contrajo mucho más la cara. Ahora la cucaracha ya no se podía pasear por toda la bañera, ahora estaba quieta en su lugar pero, en cambio, las patas se sacudían frenéticamente. Esa cucaracha estaba viva, con su sistema motriz y todos sus sentidos en excelente estado, pero en un instante iba a morir quemada, todo su cuerpo iba a sentir un dolor indescriptible. Malena tenía el cuerpo entumecido. Cerró los ojos y volcó el agua. Cuando volvió a mirar, el cuerpo estaba inmóvil. Después lloró durante una hora.

viernes, enero 20, 2012

Mi temor es que algún día pase a ser intenso, más que el miedo a la muerte, el miedo a la vida. Ahí voy a estar parada frente a un abismo. Ahora sólo estoy acorralada.