miércoles, septiembre 25, 2019

Soneto a una pesadilla

Resulta que aburrida en su scrolleo
de ir gastando su dedo y voluntad
el destino, blandura y gravedad
resbalaron el cel camino al suelo.
Y en la pantalla tan sensible al tacto
toca el más y al azar la galería
y ocupada en putear por la caída
sin ver bloquea pantalla en el acto.
Por concentrarse en su vida real
lo aísla decidida en el baúl
por muchas horas de desconexión,
y sus mil followers tan wtf
y ella elongando el psoas toda cool
sin ver que ven su culo en plena acción.


Versión previa en prosa


Cuestión que aburriéndose con su propio scrolleo, ese de ver sin mirar, gastar en automático tanto el dedo como la voluntad, quiso el destino, la física y su blandura de músculos que se le resbalara como un pez el celular camino al suelo, como un pez el celular y en su camino al suelo, un poco antes, la pantalla táctil se sensibilizó profundamente en la parte de abajo, en el más de Instagram, y la mano en movimientos sin decisión eligió al azar una foto de la galería ya abierta y entre el manoteo y la resbalada y las puteadas no va que siguiente y que compartir y que barrita cargada y que finalizando, cayó el celular pantalla abajo, casi digo panza abajo, humanizándolo, pobre criatura, salvada por el templado y la fundita, y ella sin verle la cara lo levantó y bloqueó pantalla y se fue a sus cosas. Y la cosa fue que la foto que vino el destino a elegir, porque el forro no piensa, hace sin meditar, fue una de una sesión porno que hizo hace no mucho la desgraciada, un culo, un primer plano (del culo), y no sólo un culo, un culo con una pija adentro, anónima en la foto, sin dueño podría llegar a ser esa, pero el culo no, la cara de ella se corresponde al cuerpo del culo, allá atrás y lejos, cuerpo deforme con un escorso ridículo, ni que estuviera buena la foto para colmo, un culo que es igual o casi igual a cualquier culo, un agujero incierto, mal iluminado, mal definido, tapada su esencia de culo por la irrupción de una pija igual o casi igual a cualquier pija, pero su cara allá al fondo le da un sentido a ese culo y esa pija que no verá ya que decidió suspender la tecnología por varias horas, recuperar el tiempo perdido, desintoxicarse un poco de la cantidad de información basura circulando frente a sus ojos desconcentrados. Mientras su meditación, lectura, estudio, limpieza profunda de su hogar, pensar en la crisis, el mundo, cómo salvarlo desde la comodidad de su hogar, cómo es más copada que los vecinos de abajo o arriba o el que sea, sus ochocientos treinta y cinco seguidores (de los cuales a trescientos no sigue porque no sabe quiénes son, otros trescientos le chupa un huevo y es recíproco, con otros cien habrá tenido algún vínculo distante pero no tanto como para no seguir si la siguen, unos pocos de verdad le importa y con unos poquísimos se junta a charlar o algo), van viendo, trompada en la cara, un culo y una pija y una cara que reconocen pero dudan entre no ver y quedarse deduciendo. Los más cercanos quieren ayudarle, comunicarse con ella, advertirle, el autor de la pija se petrifica, vacila, no se reconoce del todo en esa mancha, desea muy en el fondo que sea suya, y no tan en el fondo agradece no tener cara, la madre escupe el café, las amigas piensan le robaron, la secuestraron, está muerta en una zanja, los conocidos no sabemos que piensan, algún corazón se suma porque es gratis, Instagram no censura la foto por deforme y poco píxel, la llaman por teléfono, no atiende, se desconectó, silenció y se alejó del teléfono, nadie la va a buscar a la casa donde está porque está sola en la ciudad, ya regó, ordenó, leyó dos páginas más de la novela, cortó zapallo para la sopa, horas de todo el mundo tan wtf y ella sintiéndose muy cool mientras elonga el psoas y escucha Billie Eilish.

viernes, septiembre 13, 2019

Por sobre todo

Desconfiar del que habla más que lo que hace.
Pero hablar es hacer.
Esta reflexión desconfía de sí misma.

lunes, septiembre 02, 2019

Momentos de Macedonia

Macedonia está distraída en la calle mirando el celular y se le acerca uno bastante desmejorado y con un cuchillo.
Delincuente: Dame el celular.
Ella: No, por favor. Mi celular es mi vida. Acá tengo todo, mis secretos, mis chats adorados, mis mejores fotos, cosas que escribo, archivos que descargo, no puedo perder el celular. Te hago un pete si querés.
Desconcertado él: Ehh, pero no me bañé hoy. Ni ayer. De hecho desde mil novecientos noventa y siente que no me baño.
Ella: No me importa, prefiero eso a quedarme sin celular.
Macedonia se acerca como para tocarle el bulto.
Él: No, no... es que... creo que tengo ladillas.
Ella: No me importa.
Él: Y creo que tengo clamidia.
Ella: No me importa.
Él: Y creo que tengo lupus.
Se acerca un rugbier muy bien vestido y perfumado:
¿Qué pasa?
Los dos: Nada.
Rugbier: ¿Te está atacando?
Ella: No, quiero hacerle un pete, sólo eso.
Él: Pero yo no quiero, quiero un celular. (Al rugbier) ¿Me das el tuyo?
Rugbier: ¿¡Quéeeee!? Te bajo todos los dientes.
Él: Eh, pará pero ella te la chupa a cambio.
Ella: ¿Qué? ¿A este paquete? Chupásela vos, pelotudo.
Rugbier enojado: Boluda, yo tengo la pija limpia.
Aparece un policía:
¿Qué pasa?
Todos: Nada.
Policía señalando al desprolijo: ¿Los está atacando?
Rugbier: ¿Esta lagartija? ¿A mi? ¡Ja!
Ella: No, quiero hacerle un pete.
Policía: ...
Él: Em, no, preferiría que no.
Policía: Eso es acoso, señorita. Vamos.
Rugbier: Ja, puta.
Le pega al delincuente y le saca el cuchillo. Macedonia en la comisaría mira el celular muy tranquila.