miércoles, julio 26, 2017

Sexo

Tengo ganas de hacer del sexo un acto sublime de algo así como el nirvana,
de transportarme más allá de lo descriptible.
Pero hay algo de esa cuestión jipi espiritual que me da frigidez,
como coger con una momia cubierta de musgo y olor a insienso.
Y por otro lado, la frivolidad de la pornografía también me resulta deserotizante,
no sé
quizás es ese circo ante las cámaras,
o la envidia de ver que les resulte fácil
(y que encima ganan plata con eso, y yo acá, que no cojo ni gratis a veces)
Cómo conseguir el equilibrio entre la solemnidad y lo grotesco.
La entrega física total sin que tenga ningún peso moral, idealizado, religioso
y a la vez que esté cargado de sentido de la conciencia.
Resumiendo
quiero coger como un animal pero sintiéndome
elevada como un buda
y sabia como una filósofa.