lunes, septiembre 10, 2018

Música

De la literatura lo que siempre más me gustó es la música de las palabras. Y enamorarme de los personajes. Y tratar de pensar como ellos. Pero sobre todo la música. Llegaba a un punto en que hasta podría dejar de entender el contenido del texto, el significado de las palabras y sólo escuchar la música, entraba como en una somnolencia, un letargo de música de palabras carentes de sentido o de sentido importante. Si leía muchas horas ese cantar se me contagiaba y me resonaban melodías en el cerebro, a veces diciendo cosas, a veces no diciendo nada, sólo la música de prosa. Me divertía saber que le estaba imitando la música a un novelista. Perder esa música, no tener música de palabras, es como perder el rumbo, como tener la cabeza llena de barro, desordenado e informe. Mi sueño fue siempre poseer mi propia música, y escribir novelas con ella. El problema es que con esa música no alcanza. Se necesitan palabras que sirvan como excusa. Y yo nunca encuentro nada para decir.
Quiero encontrar la manera de no perder nunca la musicalidad literaria de mi cabeza.
Recuerdo con amor las noches que no dormía, donde alguna melodía no me dejaba en paz y me desvelaba desafiándome a escribir.