el ex Dorado un relojeo le echa,
la obra del Dante se erige y se estrecha
hasta la luz del faro no prendida.
Verde cúpula y toda la avenida
(tres jota ocho eme por tirar fecha),
el blanco en la otra punta es la mecha
y ya van por ciento treinta encendidas.
La plaza ve al cabildo perfilar
una moneda que no vale nada
y un menú hace hasta al zorzal llorar,
en la vuelta de cafés obligada
muñecos de cera juegan billar,
y un títere maúlla en la rosada.