domingo, agosto 26, 2018

Dos

Admito la depresión pero la odio ideológicamente,
no soporto el egocentrismo absoluto del depresivo,
de creer que el sufrimiento es mi propiedad privada
y la sensibilidad mi esencia.
Vivo entonces con la adicción al sufrimiento
y también siendo la burla de mí misma,
desvinculándome, no creyéndome en lo que siento,
siendo a la vez dos que no hablan el mismo idioma
pero que no se caen tan mal como para soportarse
en el devenir infrenable del tiempo que se pierde.